Una API (Interfaz de Programación de Aplicaciones, por sus siglas en inglés) es un conjunto de definiciones y protocolos que permiten que una aplicación se comunique con otra, facilitando la integración y el intercambio de datos entre diferentes sistemas o aplicaciones.
Características clave de una API:
Interfaz de comunicación: Define cómo los programas pueden interactuar entre sí. Esto puede incluir una serie de funciones, métodos o endpoints a través de los cuales las aplicaciones pueden enviar y recibir datos.
Abstracción: Permite que los desarrolladores interactúen con funcionalidades complejas de una manera más sencilla, sin tener que entender los detalles internos del sistema o plataforma que la ofrece.
Estándares y protocolos: Muchas APIs utilizan estándares y protocolos como HTTP, REST, SOAP o GraphQL para facilitar la comunicación entre aplicaciones.
Endpoints: Son las «puertas» o «direcciones» específicas a través de las cuales una aplicación puede acceder a los servicios proporcionados por la API. Por ejemplo, si tienes una API que permite acceder a una base de datos de usuarios, uno de los endpoints podría ser
GET /usuarios
.
Tipos comunes de API:
APIs web: Son las más comunes y funcionan a través de la web, utilizando protocolos como HTTP o HTTPS. Permiten que diferentes aplicaciones se conecten a servicios en línea. Un ejemplo de esto son las APIs de Google Maps o Twitter.
APIs de sistema operativo: Permiten a las aplicaciones interactuar con las funciones del sistema operativo, como la gestión de archivos o la interacción con la red.
APIs de bases de datos: Permiten acceder a bases de datos y realizar operaciones como consultas, inserciones o modificaciones de datos.
APIs de bibliotecas: Proporcionan una interfaz para interactuar con bibliotecas o frameworks específicos de programación, facilitando tareas complejas sin necesidad de escribir todo el código desde cero.